domingo, octubre 15, 2006

KIMONOS

Obligado a usar kimono en este hotel. Claro las mujeres igual lo tienen que usar y tomamos una foto adhoc para la postreridad.

Acá Hiroyo, nuestra coordinadora, posa amablemente para la foto, es un honor para ella, es lo que siento.
SHIRETOKO, HOKKAIDO (ISLA NORTE DE JAPON)
Luego de salir a las 9:00 hrs desde el JICA en Tokio, andar una hora y media en metro y hacer al menos 5 cambios de línea, tomamos un avión que nos trajo en dos horas a la isla de Hokkaido, ubicada al norte de Japón. Desde allí nos esperaba un minibus que en un viaje de otras dos horas nos trajo al poblado de Shiretoko, peninsula norte de la isla, es decir, la frontera de japón con el mar del norte (equivalente a tierra del fuego en Chile pero a la altura de cohaique).
Shiretoko fue declarada Patrimonio de la humanidad por su interacción de paisajes montañosos con el mar. Se divisaba muchas tierras abandonadas, pesquerias abandonadas.

Llegamos a un hotel inmenso donde las habitaciones son típicas japonesas. No hay camas y solo encuentras una mesa de centro baja con algo que simula un asiento en el piso. Te tienen un termo con agua caliente, tazas y té.

Cuando ingresas al hotel te entregan un kimono. Cuando llegué a la habitación me lo puse pero con camisa. Me asé de calor. Y cuando me senté en el asiento del piso obviamente que se salia todo. Entonces, retorno al jean.

Luego de una corta caminata por el pueblo, donde vendían algunas pequeñas pero muy caras artesanías, encontramos unos locales donde vendían pancoras vivas. Uno las elige y ellos las pesan y te las entregan. Obviamente que hay que tener donde cocinarlas.

En las calles vecinas del hotel andan sueltos unos ciervos llamados Sika deer. Andan muchos y parecen perros callejeros por la abundancia.

En esta zona hay osos, ciervos, entre otras especies autóctonas.

En un folleto del hotel aparecía que en el segundo piso había una piscina temperada, como andaba con traje de baños, al regreso de las compras, me puse el kimono encima y partí al sector de la piscina. Luego de dar unas vueltas por escaleras escondidas me encontré el típico olor a piscina y entremedio unos potos blancos y demaces. Puros hombres que no usan traje de baño.

Obviamente que reculé inmediatamente como colocando cara de "sumimasen" ando buscando el bar.

Se mataron de la risa mis compañeros cuando les conté la anecdota.

Ahora no tengo conexión a internet en la habitación por lo que me facilitaron un espacio en el hall de acceso del hotel donde tengo conexión lan.

Bueno, mañana tendré seguramente más material para subir.

Saludos por allá.

Si quieren saber mas de Shiretoko entren a la siguiente página:

http://web-japan.org/nipponia/nipponia35/es/travel/index.html
No era ni el Neptuno del Calle Calle (Valdivia), ni el Rosa del Mar de Algarrobo, ni el Don Pepe del Río Claro. En realidad no se como se llama este barco pues no se si las letras que tenía en su lado decía su nombre o "Dios es mi copiloto" en japonés.

Para mi era el bote de Bátman. O al menos de acá sacó la idea.

TOKIO ILUMINADA



La estación Akasuza del metro, donde nos bajamos del barco, está muy cercana al principal templo Budhista de Tokio y se llama Kaminarimon.

A dos cuadras antes de divisarlo empieza el comercio al detalle. Como en cualquier sitio de peregrinación de casi cualquier religión, el tema religioso se chabacanea con los mercaderes. Y eso ya desde la época de jesús en nuestra concepción.

El templo aparece grandioso. Todas las calles cercanas están llenas de gente. Al parecer acá se congrega gran parte de los turistas extranjeros que visitan Tokio. Occidentales y Orientales.

En el altar se echa una moneda de 100 yenes ($500), se revuelve un cilindro de metal que contiene palitos con numeros en japonés. Los revuelvo hasta que sale uno. Un japonés gracioso que estaba al lado esperando que desocupara el cilindro me muestra una serie de cajitas de madera y me señala a cual corresponde mi numero. Abro la cajita, saco un papel con letras chinas. El japones las mira y se rie. me dice "unlucky". Está cagado de la risa.

Yo pienso que yo no creo en estas cosas de orientales. Trato de olvidar la pregunta que a ojos cerrados había hecho un minuto antes cuando me concentré en la pregunta que quería se me respondiera, como en el I-Ching.

Puede que me haya faltado revolver más. Puede que el japonés me haya gastado una broma. Puede que efectivamente no ande con suerte por ahora. Ìgual se me había acabado la batería de la cámara (peor esa no era mi pregunta). Mejor le preguntaré a Hiroyo mañana que cresta me dice el papelito. Ahí decidiré si creo o no creo en estas cosas.

Total, la cuestión está chacreada con todo el mercado en torno al templo. Debe ser eso. Perdió el sentido original.

Lo mismo dirán ellos cuando van al vaticano. O a San Sebastían, O a Sor teresita. O a Fátima, o a la Meca, entre otras. Y cuando juegan a "pepito paga doble" y les va mal. Total, es la misma cuestión. Azar. ¿O no?

Mi ignorancia o falta de cultura me decía que las japonesas no podían ser atractivas. Debe ser el patrón que nos llega a occidente por la televisión.

En el metro y en el centro se ve mucha japonesa atractiva. Pudiera señalar que andan mucho más a la moda que la media de chilenas que se suben al metro en chile, en cualquier estación.

La mayoría de las japonesas menores de 40 son delgadas y ordenaditas. Producidas.
Acá existen estrictas regulaciones sobre el acoso. Debe ser porque la experiencia les ha hecho normar al respecto.
Para esta chica era un honor que le preguntara si podía sacarme una foto con ella. Por eso mi peho de paloma.
En el museo describen la utilidad de las líneas amarillas, moradas, blancas, de diferentes rugosidad, para las personas limitadas y ciegas. A los niños y quienes quieran les hacen sentirse limitados por 5 minutos. Estos niños prueban a no tener un pié o usar protesis. Subir escaleras simples con ellas, recoger objetos, etc.

Y nosotros solo con la teletón una vez al año si no hay elecciones.
Lecciones de tolerancia desde la experiencia práctica.