La última vez que ví a Ahmed fue en los pasillos del centro del Jica. Me preguntaba a qué hora me iba, le decía que a las 1:30 pm que nos juntáramos en el front desk del Jica. No llegó.
La última vez que ví a Luis, de Aguas Calientes, Mexico, fue en el casino del Jica. Eligió el mismo plato que yo. Pollo, papas fritas y mucho tabasco. Aprovecha de filmar las últimas imágenes del Jica, se despide y se va. Fue el primero en partir.
Atutonu nos despidió en la salida del Jica junto a Murai. Ella tomaba el vuelo a las 19:00 horas hacia Togo, luego de compartir muchas horas de vuelo junto a Ahmed hasta separarse en Dubai.
Lidia Atutonu contaba cada dia qe pasaba para volver a su país con su pequeña hija. Era la primera vez que se separaba por tanto tiempo de ella. Al final, las últimas 4 o 5 semanas ya no nos acompañaba en los paseos.

La última vez que ví a Podeul fue en el aeropuerto de Narita, Tokio. Estaba junto a Elizabeth, Vinicius, Mara y Victoria. Me hizo la última seña cuando le tomé una foto. Me decía en el Jica que Chile era muy especial y que jamás lo olvidaría. Que el volvería a su Nepal e himalayas. Yo volvería a mi cordillera de los Andes. El era técnico forestal, le traduje el artículo del blog "steady state" o "crecmiento en equilibrio diámico" y le dije que esa condición de crecimiento de los bosques nativos nos daban leciones de vida a todas las religiones amodadas por los humanos en la tierra. Que ese concepto de desarrollo entendido sólo en el largo plazo era lo que nos unía a todos.

El sol que aparece de occidente sale a saludar.
Eso fue Jica...!!

La última vez que vi a Murai fue en la salida del Jica, junto a Atutonu. Murai nos preparó regalos especiales a cada uno. Además me regaló una figura de Daruma. Ella es belleza. La extrañaré y nuestras conversaciones.



Lidia Atutonu contaba cada dia qe pasaba para volver a su país con su pequeña hija. Era la primera vez que se separaba por tanto tiempo de ella. Al final, las últimas 4 o 5 semanas ya no nos acompañaba en los paseos.






El sol que aparece de occidente sale a saludar.
La última vez que vi a Elizabeth fue en el aeropuerto de Auckland (nueva zelandia), estaba junto a Vinicius, Mara y Victoria. Desde allí ella tomaría un avión hasta una isla polinésica y luego otro avion hasta Cook Island. Elizabeth sufrió mucho la despedida. Los últimos 3 días se dio cuenta de lo que implicaba compartir esos días y quiso aprovechar los tiempos perdidos de compartir con todo el grupo. Su yunta, sin duda, fue Victoria. Elizabeth vuelve a su archipiélago a ver cómo aprovechar el curso para la conservación. Le hablé de las islas Juan Fernandez y del trabajo de planificación de la conservación que había desarrollado junto al Aaron en el 2005. Eso le serviría. Me dijo que hablaría con su jefe pues quería venir a Chile en próximo año a un curso del que no recordaba el nombre. Nos regala unas monedas de su país con el rostro de un indígena estampado en su revés. Yo le regalo una moneda de $10, $100 (nueva) y $100 (antigua), de Chile. Le cuento de las alas de la libertad y la democracia, de la mujer mapuche y las oyas de plata y de nuestro héroe nacional que nos liberó con ayuda del Argentino San Martín. 

El aviso que el avión se iba lo anunciaron dos veces en inglés y Maorí. Elizabeth entendía ambos idiomas. Pero sólo cuando escuchó su nombre tomó su bolso, se despidió con un abrazo de todos y caminó lentamente hacia el counter 9. Mirando hacia atrás como si fuera por tick nervioso. Mara espera dos minutos y se quiebra con 2 lágrimas.

La última vez que vía a Victoria fue en el aeropuerto Arturo Merino Benitez de Santiago, junto a Vinicius y Mara. Ella debía esperar unas horas antes de volar a Buenos Aires y esperar allí a su marido para partir a la Plata. Al despedirnos me dice que aproveche todo mi tiempo en salir a caminar con mis hijos y que recupere a mi familia. Le digo que lo intentaré. Pero eso tiene que ver con el amor reencantado, que requiere tiempo de reencuentros, de volverse atractivos para la otra persona, mútuamente, en lo espiritual, físico y mental. Pero lo que viene ahora es tiempos de abogados, ...no precisamente donde aparecen las mejores personas y donde se recuerdan los momentos felices. Victoria. Lo intentaré en el plazo que me invite Dios, si es que ese fuera el camino que tiene preparado para mi.
El descabezado grande y el Quizapu me salen a saludar desde la ventanilla del avión. Muestro los humedales costeros del Maule a Mara y Vinicius.

La última vez que vi a Vinicius fue en el aeropuerto Arturo Merino Benitez de Santiago, estaba junto a Victoria y Mara. Su expresión era de mucho cansancio. Yo pienso que especialmente el cansancio de mantenerse firme hasa el final, sin quebrarse. Me dice que tenemos que armar algo para reencontrarnos en algún seminario o algo. Le brillan los ojos. Por supuesto le digo. También le digo que fueron excelentes paseos y conversas. El vuelve a Curitiba para encontrarse con su hija adolescente, el lunes, y entregarle sus regalos y conversaciones de padre.

La última vez que vi a Mara, fue en el aeropuerto Arturo Merino Benitez de Santiago. Estaba junto a Victoria y Vinicius. Nos abrazamos tres veces. Lejos fue la persona con que más compartí en este viaje. Paseos. Paisajes. Puestas de sol. Miradores. Conversas de vida. Conversas de trabajo. Del parque nacional. De la amazonía. De sus proyecciones. De Sao José du Barreiro y de las Sierras de Bojaina, junto a su esposo. Le irá bien en la vida. Tiene mucho trabajo por delante para salvar la amazonía, pero no me cabe duda que lo hará bien. Es un trabajo de larga data. Le digo que algún dia me dará suficiente material como para escribir un libro para niños "Mara la exploradora" "Mara y la amazonía". No me lo cree, pero le insisto que no lo sabe aún. Sus muestras de bondad le brotan cuando respira. Le digo que escuche el gracias a la vida y lea el mar de fueguitos de Galeano. Especialmente la última parte. Me dice que espera que encuentre a alguien que me ame y que yo ame, que desea que sea feliz...que me lo merezco.

Doy media vuelta y camino. Tomo la que era mi última foto. Nadie sabe en el aeropuerto que pasa. Tanta emoción y tanto país diferente. Una despedida de un chileno de una argentina y dos brasileños, con tanta emoción?. No eran deportistas. No eran de una religión especial. ¿De qué sería el encuentro de estos en alguna parte del pacífico?.


El aviso que el avión se iba lo anunciaron dos veces en inglés y Maorí. Elizabeth entendía ambos idiomas. Pero sólo cuando escuchó su nombre tomó su bolso, se despidió con un abrazo de todos y caminó lentamente hacia el counter 9. Mirando hacia atrás como si fuera por tick nervioso. Mara espera dos minutos y se quiebra con 2 lágrimas.


La última vez que vía a Victoria fue en el aeropuerto Arturo Merino Benitez de Santiago, junto a Vinicius y Mara. Ella debía esperar unas horas antes de volar a Buenos Aires y esperar allí a su marido para partir a la Plata. Al despedirnos me dice que aproveche todo mi tiempo en salir a caminar con mis hijos y que recupere a mi familia. Le digo que lo intentaré. Pero eso tiene que ver con el amor reencantado, que requiere tiempo de reencuentros, de volverse atractivos para la otra persona, mútuamente, en lo espiritual, físico y mental. Pero lo que viene ahora es tiempos de abogados, ...no precisamente donde aparecen las mejores personas y donde se recuerdan los momentos felices. Victoria. Lo intentaré en el plazo que me invite Dios, si es que ese fuera el camino que tiene preparado para mi.


La última vez que vi a Vinicius fue en el aeropuerto Arturo Merino Benitez de Santiago, estaba junto a Victoria y Mara. Su expresión era de mucho cansancio. Yo pienso que especialmente el cansancio de mantenerse firme hasa el final, sin quebrarse. Me dice que tenemos que armar algo para reencontrarnos en algún seminario o algo. Le brillan los ojos. Por supuesto le digo. También le digo que fueron excelentes paseos y conversas. El vuelve a Curitiba para encontrarse con su hija adolescente, el lunes, y entregarle sus regalos y conversaciones de padre.

La última vez que vi a Mara, fue en el aeropuerto Arturo Merino Benitez de Santiago. Estaba junto a Victoria y Vinicius. Nos abrazamos tres veces. Lejos fue la persona con que más compartí en este viaje. Paseos. Paisajes. Puestas de sol. Miradores. Conversas de vida. Conversas de trabajo. Del parque nacional. De la amazonía. De sus proyecciones. De Sao José du Barreiro y de las Sierras de Bojaina, junto a su esposo. Le irá bien en la vida. Tiene mucho trabajo por delante para salvar la amazonía, pero no me cabe duda que lo hará bien. Es un trabajo de larga data. Le digo que algún dia me dará suficiente material como para escribir un libro para niños "Mara la exploradora" "Mara y la amazonía". No me lo cree, pero le insisto que no lo sabe aún. Sus muestras de bondad le brotan cuando respira. Le digo que escuche el gracias a la vida y lea el mar de fueguitos de Galeano. Especialmente la última parte. Me dice que espera que encuentre a alguien que me ame y que yo ame, que desea que sea feliz...que me lo merezco.

Doy media vuelta y camino. Tomo la que era mi última foto. Nadie sabe en el aeropuerto que pasa. Tanta emoción y tanto país diferente. Una despedida de un chileno de una argentina y dos brasileños, con tanta emoción?. No eran deportistas. No eran de una religión especial. ¿De qué sería el encuentro de estos en alguna parte del pacífico?.
Eso fue Jica...!!
1 comentario:
Hey! i tried to use the translation on the internet to see what you wrote and it was awesome... i like the one you wrote of Mara....my translation was she is a cristal ball...but i think its something better and nicer....thanks for all cheers
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