
Me veo probando suerte en Asakusa. Bad luck, me decía un japonés que esperaba su turno para sacar el palito. Sólo pagué 100 yenes que me facilitó Mara en esa oportunidad.
Después, en el templo de Ueno descubriría lo que Jun me contaba. Que si pagaba 100 yenes más podía sacar sólo buenas noticias.
Hiroyo San se había impreisonado cómo había cambiado tanto mi suerte de la noche a la mañana. Desde Bad luck ne todo a obtener una tortuga, símbolo de la máxima buena suerte pues puede vivir 1000 años. Qué animal que puede vivir esa cantidad de años puede tener mala suerte, decían los sabios.
Claro que según me decía Jun. Tendría que cargar con esa pequeña tortuga por el resto de mi vida. Pienso en los 100 yenes. Lo barato sale caro. Pero bueno. No pesa nada y no ocupa espacio. Será llevar un símbolo que los japoneses valoran, por siempre junto a mi.
Otra fotografía que me llama la atención, fue cuando en Karaguchiko nos dieron a probar carne de caballo cruda. No estaba mala. Estaba buena, uno le ponía los aliños. Pero mirando la foto, la expresión de dolor, de asco, no se si lo volvería a repetir. La cara cambió bruscamente luego de paladerar y darse cuenta que comer caballo en japón es diferente a comerse otro en Chile. Me imagino que los pastos son mejores.
Tres semanas despues más templos, comidas, etc. También la parte más dura del curso. Preparar el Action Plan, una página web y la presentación final. Nada fácil s pensamos en revisar nuestros propios problemas y proponernuestras propias soluciones. No se trataba de venir a escuchar lecciones de cómo se hacen bien las cosas. Se trataba solamente de tener el tiempo y la guía para usar un método que permitira proponer las propias soluciones, con los propios diagnósticos y los propios problemas.






Habré bajado unos 7 kilos de tanta caminata. Los recuperé todos en las sucesivas despedidas.




Veo estas últimas fotos. Estaba ávido por el conocimiento. Mis expectativas eran lasde un país pobre y subdesarrollado. Las de un profesional que pensaba que encontraría la fórmula de la pólvora para solucionar los problemas de los viterbos, eladios, guiñas y tricahues.
No se si en este tiempo encontré esas respuestas. Creo que si en la combinación de experiencias de lecturas (clases), cultura japonesa, economía, personas, he aprendido algo qu eme deja mucho más. Es abrir un mundo entero en el interior de mi mente para sentirme preparado, reconociendo virtudes y defectos, para reforzar el propio trabajo sintiéndose mejor. Dejando de pensar en cómo lo estarán haciendo los países que tienen dinero para hacer las cosas. He aprendido que acá no se hacen diferente. Que la inteligencia es la misma. Que si uno usa método científico o de árbol de problemas puede alcanzar las mismas inteligentes soluciones. Pero incluso creo que estamos mejor preparados en el diseño de medidas más efectiva pensando en los países en desarrollo. Era que no, si son nuestros los problemas.
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